El papel de las redes sociales en la recuperación de la democracia peruana
- CodeUP Universidad del Pacífico
- 22 nov 2020
- 3 Min. de lectura
Los días 12 y 14 de noviembre serán recordados por todos los peruanos a partir de ahora. La vacancia del ex-presidente Martín Vizcarra el 9 del mismo mes, la ascensión de Merino al poder, y el gran descaro del Congreso de la República, generó la indignación de millones de peruanos. Sin instituciones sólidas que respalden el pedido de la población, fueron los mismos ciudadanos quienes buscaron revertir la situación y recuperar la gran deseada democracia. La socióloga Noelia Chávez indica que estudios politológicos determinan que si el 3.5% de la población participa en protestas no violentas, el éxito de dicha causa sería garantizada; en el caso peruano esto significa alrededor de 1.12 millones de personas. Pero, ¿Cuántos peruanos llegaron a protestar en la calles en realidad? La respuesta es sorprendente. Según IPSOS (2020), no el 3.5%, sino el 13% de la población nacional participó en protestas a lo largo del país, es decir, 3 millones de peruanos salieron a las calles a marchar por sus derechos. Si bien la indignación fue generalizada, sin importar diferencias económicas ni sociales, esta rápida reacción de protesta ciudadana no hubiera sido posible décadas atrás, debido principalmente a un importante factor: el surgimiento de las redes sociales.
Lo que sucedió la semana pasada fue posibilitado por la existencia de tecnologías que facilitaron tanto la coordinación de las protestas, como la difusión de la información; dos piezas claves para lograr el objetivo final: exigir al gobierno la voluntad del pueblo.
Las redes sociales son plataformas y canales de comunicación que articulan grandes cantidades de información y agendas dispersas, las consolidan y difunden a un determinado público objetivo. Diversas plataformas como Instagram, Tik Tok y Twitter, sirvieron para que miles de peruanos, de diferentes ciudades y regiones, difundieran información inmediata, compartiendo la misma indignación y sentir, para finalmente coordinar una manifestación conjunta en búsqueda de lograr el mismo fin común.

Según Jost (2018), alrededor del mundo, las redes sociales proporcionan un vehículo eficiente para la transmisión rápida de información sobre eventos planificados y desarrollos políticos, lo que facilita la organización de la actividad de protesta. Exitosos movimientos mundiales, como el “Black Lives Matter” o las grandes protestas de Chile, alcanzaron el éxito debido a la rápida difusión de la información y coordinación. Sin embargo, es importante resaltar el elemento que “activó” todo: la causa común. Información instantánea, o facilidades de coordinación y comunicación no hubieran sido suficientes sin un sentir común de las personas. Las redes sociales perciben este interés común, facilitando así la viralización de la información, generando la multiplicación de dicho sentir; y por consiguiente, aumentando las posibilidades de éxito de esta causa común. En el caso peruano, este evento detonante fue la destitución del ex-presidente Vizcarra. A altas horas de la noche lo destituyeron, la noticia se hizo viral; y seguidamente, la indignación del pueblo se hizo viral, lo cual facilitó la coordinación de las acciones a tomar: pocas horas después del evento ya habían miles de peruanos fuera del congreso reclamando, y pocos días después sucedió lo que hoy se conoce como la protesta más grande en la historia de nuestro país.

No obstante, el papel de esta tecnología no solo fue de coordinador, sino también de medio de comunicación. Algo que me pareció curioso escuchar fue el papel de “periodistas” que la mayoría de jóvenes desempeño a través de las redes. Con una prensa peruana poco confiable y noticieros con censura, fueron los mismos jóvenes quienes asumieron esta nueva responsabilidad de difundir y compartir información verídica a tiempo real. Denuncias de abusos policiales, disturbios, robos, entre otros; fueron registrados permanentemente y difundidos inmediatamente por video y audio gracias a estas plataformas.
Es increíble pensar el inmenso papel que no solo tuvieron las redes sociales, sino los jóvenes, principales administradores, en este evento histórico. Hablar de tan solo difusión de información y coordinación de actividades me hace quedar corta; lo que se transmitió gracias a esta tecnología fueron elementos de empatía, solidaridad, empoderamiento y el deseo buscar justicia y reclamar por nuestros derechos.
Autor: Patty Castellanos
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