Arte + Ingeniería : La obra contemporánea de Daniel Rozin
- CodeUP Universidad del Pacífico
- 1 may 2020
- 2 Min. de lectura
En los tiempos contemporáneos, el arte se ha vuelto más subjetivo, dándoles libertades a los creadores que a veces, en mi humilde opinión, pueden caer en la ridiculez. Un claro ejemplo puede ser la famosísima “Comediante” de Maurizio Cattelan. De repente no recuerdan esta obra por su nombre, pero sí como el controvertido “plátano pegado a la pared con una cinta” de la galería Art Basel Miami que se cotizó en nada más y nada menos que US$120.000.
"Comediante" de Mauricio Cattelan.(Foto:Cindy ORD/GETTY IMAGES)
Incidentes como este nos llevan a repensar ¿A qué llamamos arte? ¿Cómo es que se le otorga un determinado valor a una obra? y finalmente ¿Quién es un verdadero artista? Al menos sabemos que Cattelan queda descartado.
En momentos de incertidumbre siempre recurrimos a los sabios, a los artistas clásicos, en específico a Leonardo Da Vinci. Analizando su vida y obra me percaté de que lo fascinante de este maestro del Renacimiento no son solo sus pinturas, sino su empeño por tener un entendimiento íntegro de aquello que pintaba. Por eso, su
obra no se limita a sus pinturas, sino a sus estudios de anatomía, arquitectura y, (mis
Diseño de alas artificiales de Leonardo Da Vinci.
Fuente: leonardodavinci.net
favoritos) sus bocetos de inventos y proyectos mecánicos. No fue el único, pero sí el más memorable de los artistas-ingenieros del Renacimiento.
La unión del arte y la ingeniería origina una esencia mágica que conlleva a la creación de piezas que pueden ser dinámicas y cambiantes. En una de mis expediciones por la web me topé con el
trabajo de Daniel Rozin. El artista israelí-americano se especializa en lo que se
denomina arte interactiva. Sus espejos mecánicos que combinan la teoría de la luz y el color con la mecatrónica y programación para replicar la imagen del espectador que se detiene frente a esta composición y termina hipnotizado con su movimiento y lo que parece ser su propio
reflejo.
Wooden Mirror de Daniel Rozin. Fuente:http://www.smoothware.com/danny/
Rozin mismo en una entrevista con la revista Wired relata en términos simples cómo es que logra armar sus piezas. Primero capta la imagen de las personas con una cámara escondida que reduce la cantidad de pixeles que tiene la imagen original a la cantidad de partes que puede
tener la obra. Estas partes, que cambian de forma y material según Rozin lo decida, se convierten en pixeles físicos. Cada uno debe tener asignado un tono o color y para modificar esto Rozin programa en Arduino pequeños servomotores que cambian la posición de cada pieza. En el caso del “Wooden Mirror” los motores cambian el ángulo de inclinación de cada pieza cuadrada de madera con respecto
Troll Mirror de Daniel Rozin.
Fuente :http://www.smoothware.com/danny/
a las fuentes de luz para que cada una tenga una luminosidad diferente y todas en conjunto traduzcan la imagen percibida en segundos. Pero en otras obras como “Troll Mirror” usa las dos tonalidades del pelo de los muñecos trolls para crear figuras. El trabajo de Rozin resulta refrescante ante un panorama de “overpriced bananas” y al mismo tiempo puede remontarnos las maravillosas épocas de los polímatas en la Italia renacentista.
Rozin trabajando en su más reciente pieza.
Video de la entrevista: https://www.youtube.com/watch?v=kV8v2GKC8WA&list=PLvjItmfJPKFGCnUXz0cC_v1BNJUalhgtS&index=32&t=0s
Escribe: María Antonieta Delgado
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